21 de febrero de 2008

I luv W. H. Auden

Me encanta la poesía de W. H. Auden. No porque me revuelva las entrañas ni porque me sacuda como un terremoto, sino porque tiene un buen hacer poético, no sé cómo decirlo exactamente, suave. Delicado, coherente, incluso racional diría. Para mí siempre ha exudado algo así como un "control" de lo que dice, como si cada elemento de sus poemas estuviera medido con una balanza de precisión.

He encontrado por ahí este poema llamado "Musée des Beaux Arts" (Museo de las Bellas Artes). Lo había puesto en inglés, pero luego he buscado en casa la edición de "Los señores del límite" de poesía y otros textos de W. H. Auden, preparada por Jordi Doce, para encontrar la traducción del poema, y dejo esta para comparar y deleitar a la concurrencia menos bilingüe:

Musée des Beaux Arts

En lo tocante al sufrimiento jamás se equivocaban,
Los Grandes Maestros: hasta qué punto comprendían
Su lugar en el mundo de los hombres; cómo hace acto de presencia
Mientras alguno come o abre una ventana o cruza por su lado sin prestar atención;
Cómo, mientras los viejos esperan con pasión reverente
El nacimiento milagroso, hay siempre
Niños que no tenían ganas de que ocurriera, pues preferían patinar
En un estanque junto al bosque:
No, jamás olvidaban
Que hasta el martirio más terrible ha de seguir su curso
No importa en qué rincón, qué paraje mugriento
Donde los perros viven como perros y la montura del torturador
Se rasca el inocente trasero contra un árbol.

En el Ícaro de Brueghel, por ejemplo: cómo todo le vuelve
La espalda a la tragedia sin inmutarse; es probable
Que el labrador oyera el chapoteo, el grito resignado,
Pero a sus ojos no era un fracaso importante; el sol brillaba
Como debía sobre las blancas piernas envueltas por el agua
Verde; y la nave costosa y delicada que vio sin duda
Algo asombroso, un niño que caía de los cielos,
Tenía adónde ir y prosiguió su viaje imperturbable.

Se me ha ocurrido, así por hacer un mini monográfico de Auden, dejar también el "Himno a Santa Cecilia" que Benjamin Britten musicalizó y que yo tuve la oportunidad de cantar hace unos añitos. Es una obra estupenda. Fue mi primer contacto con Britten y, desde entonces, vivimos una maravillosa historia de amor musical.

Como curiosidad, Britten terminó de componer la pieza en un viaje transatlántico de vuelta a Inglaterra en 1942. El bueno de Benjamin llevaba años persiguiendo escribir un pieza sobre Santa Cecilia, todo porque es la patrona de los músicos y porque, fíjate qué casualidad, el propio Britten fue a nacer el día de la patrona (alguno por ahí con visión calvinista diría que su destino quedó escrito por ese hecho).

Aquí los poemas de Auden y un vídeo. La interpretación no es gran cosa (sobre todo porque todas las voces tienen demasiado vibrato, especialmente las sopranos, y queda f-a-t-a-l), pero por lo menos el sonido es aceptable:



Hymn to St. Cecilia

I.

In a garden shady this holy lady
With reverent cadence and subtle psalm,
Like a black swan as death came on
Poured forth her song in perfect calm:
And by ocean's margin this innocent virgin
Constructed an organ to enlarge her prayer,
And notes tremendous from her great engine
Thundered out on the Roman air.
Blonde Aphrodite rose up excited,
Moved to delight by the melody,
White as an orchid she rode quite naked
In an oyster shell on top of the sea;
At sounds so entrancing the angels dancing
Came out of their trance into time again,
And around the wicked in Hell's abysses
The huge flame flickered and eased their pain.
Blessed Cecilia, appear in visions
To all musicians, appear and inspire:
Translated Daughter, come down and startle
Composing mortals with immortal fire.

II.

I cannot grow;
I have no shadow
To run away from,
I only play.
I cannot err;
There is no creature
Whom I belong to,
Whom I could wrong.
I am defeat
When it knows it
Can now do nothing
By suffering.
All you lived through,
Dancing because you
No longer need it
For any deed.
I shall never be Different. Love me.
Blessed Cecilia, appear in visions
To all musicians, appear and inspire:
Translated Daughter, come down and startle
Composing mortals with immortal fire.

III.

O ear whose creatures cannot wish to fall,
O calm of spaces unafraid of weight,
Where Sorrow is herself, forgetting all
The gaucheness of her adolescent state,
Where Hope within the altogether strange
From every outworn image is released,
And Dread born whole and normal like a beast
Into a world of truths that never change:
Restore our fallen day; O re-arrange.
O dear white children casual as birds,
Playing among the ruined languages,
So small beside their large confusing words,
So gay against the greater silences
Of dreadful things you did: O hang the head,
Impetuous child with the tremendous brain,
O weep, child, weep, O weep away the stain,
Lost innocence who wished your lover dead,
Weep for the lives your wishes never led.
O cry created as the bow of sin Is drawn across our trembling violin.
O weep, child, weep, O weep away the stain.
O law drummed out by hearts against the still
Long winter of our intellectual will.
That what has been may never be again.
O flute that throbs with the thanksgiving breath
Of convalescents on the shores of death.
O bless the freedom that you never chose.
O trumpets that unguarded children blow
About the fortress of their inner foe.
O wear your tribulation like a rose.
Blessed Cecilia, appear in visions
To all musicians, appear and inspire:
Translated Daughter, come down and startle
Composing mortals with immortal fire.

17 de febrero de 2008

Mi nuevo gadget

Vuelvo por estos lares después de un pequeño período de saturación laboral que me ha impedido escribir en el blog, responder a los comentarios y hasta comentar en los blogs de los amigos y conocidos. Tengo el Google Reader a tope de lecturas por hacer, así que espero ponerme al día en breve.

Hoy lo que quiero contar es mi experiencia de primera mano con uno de esos gadgets de tinta electrónica de los que había hablado hace un par de meses.

Por casualidades de la vida, he conseguido hacerme con un Sony Reader Digital Book, recién traído de E.E.U.U. y casi calentito de fábrica (aquí no lo venden). Es una versión un poco más moderna del Sony Reader que comentaba en mi post anterior. Creo que tiene más memoria y, al parecer, el refresco de la página es más rápido y mejor.


Lo cierto es que el aparato es más pequeño de lo que había imaginado (incluso a pesar de haber consultado las medidas en la web de Sony), pero es todo un descubrimiento. Estoy encantada con él. Acepta varios formatos de fichero (RTF, PDF, TXT y un formato nativo de Sony), tiene tres tamaños de texto (aunque la posibilidad de hacer zoom está restringida para algunos PDFs, dependiendo de cómo hayan sido creados). La navegación es muy sencilla y pesa muy poco.

La única queja que podría tener es que la pantalla no fuese un poco más grande, pero lo cierto es que se ve muy bien. Apenas tiene brillos y no cansa la vista en absoluto. La batería de momento veo que le está durando bastante, lo llevo usando un par de semanas y de momento todavía está a la mitad.

Ando probando el cacharro con Tristram Shandy de Laurence Sterne, y Macbeth de Shakespeare, pero aún estoy experimentando con los formatos de fichero. Por ejemplo, los libros que te puedes descargar del Proyecto Gutenberg no tienen un formato apropiado para el Sony Reader Digital Book. Están indentados y paginados para otro dispositivo, aunque siempre existe la posibilidad de utilizar alguna macro de Word o similar que lo reformatee (también estoy probando por ahí). Y, en cualquier caso, supongo que el auge de estos dispositivos de tinta electrónica hará que empiecen a cargar los ficheros con otros formatos más apropiados.

No hay demasiado material en español, pero he encontrado una web con libros gratis en el formato nativo de Sony (BBeB) que tiene un montón de cosas interesantes. Sony tiene una tienda online donde se pueden adquirir libros modernos en su formato nativo, y hay otro montón de tiendas online donde se pueden descargar en formato PDF. Amazon por supuesto también suministra libros electrónicos, pero tengo que ver si el formato es compatible con el Sony Reader Digital Book o no, porque ellos tienen su propio lector, el Kindle.

Habrá que ver si por aquí alguien se anima a montar algo similar. Yo apostaría por La casa del libro, Fnac o El corte inglés (aunque la librería de estos últimos me parezca un despropósito de desorganización y best-sellers). Creo que estamos en el principio de una nueva tecnología que se va a convertir en algo imprescindible con el tiempo. Si no, echadle un vistazo a este vídeo que me mandaron hace unos días:



Yo ya no salgo de casa sin mi e-book.

11 de febrero de 2008

Haiku de fin de semana

Un pañuelo palestino
y una camiseta del Che:
es todo lo que sabemos de la moda.

3 de febrero de 2008

El hueco que deja el diablo, fragmento

5

JIM Y MARY

Mary y Jim con bañadores enteros en la playa atlántica de Coney Island. Cae la noche. Igual que para Tristán e Isolda. Raras veces un enamoramiento empieza de noche, cuando la pareja está sola. Para enamorarse hay que estar en compañía (llegado el caso, en compañía de las masas que por la tarde pisotean la playa), es decir, adaptar las debilidades a todas las demás. El momento siguiente, cuando los dos se quedan a solas, adquiere su sólida estática de la anterior presencia de los otros. En ese sentido, dice el ergonomista Dietmar Knoche, el amor es un producto social, el producto de una afortunada casualidad: dos personas derriban las barreras defensivas y, al mismo tiempo, oscilan al ritmo de los demás. ¿Lo consideraría usted un proceso improbable? Knoche contesta: Sí, siempre. Y cada vez.



Alexander Kluge, El hueco que deja el diablo