27 de octubre de 2008

OMG

Creí que en mi vida podría unir mis dos lados más freakies, pero sí, es posible, hoy lo he descubierto:



No os perdáis a los violinistas (por decir algo) con las patitas colgando, y los tironcillos compulsivos del arco de los chelistas (por decir algo), y a Darth Vader haciéndose el von Karajan. Me muero, es que me muero de la risa.

26 de octubre de 2008

Mi reino por una almáciga

Resulta que el humor no es universal. Ni siquiera es local, sino personal e intransferible, particular y a veces, incluso, estacional. Lo que te hace gracia un día por influencia de los biorritmos, la primavera, el amor o incluso las copas, al día siguiente o al cabo de un rato te parece una estupidez supina. Las bromas con las que te desternillabas en el colegio te resultan ridículas cuando terminas la facultad y encuentras bobas las películas de Ben Stiller que divierten tanto a todo el mundo, pero te sigues riendo hasta el paroxismo con el sketch de las empanadillas de Martes y Trece, a pesar de que lo has visto decenas de veces.

Y lo peligroso que es pensar que el humor es universal cuando tienes que hacer un regalo. Cuando vas a una librería y compras “El color de la magia” de Terry Pratchett, con el que has pasado ratos de verdadero dolor de barriga, pides que te lo envuelvan y lo entregas con una sonrisa que enseña los dientes, porque es gracioso, muy gracioso, y ni se te pasa por la cabeza que la otra persona pueda echarle esa mirada que no llega a disimular del todo y que traiciona su impresión de que aquello le parece lamentable.

O el riesgo que entraña para la Amistad (con mayúsculas) el organizar una velada freakie para ver el "Rocky Horror Picture Show" o un maratón de los Monty Python y que se apunte algún colega más o menos despistado a quien no le haga gracia, y tú desternillándote con el resto de tus amigos freakies, y el otro/a con cara de poker, disimulando los bostezos y emitiendo alguna sonrisa tímida que otra, por eso de mimetizarse con la masa.



Aunque también puede suceder al revés, y que alguien te recomiende con todo su buen corazón el último de Eduardo Mendoza, que te lo leas y ni te arranque una sonrisa, y la única solución para quitarse de encima la incomodidad sea salir a la calle en plena noche, con luna llena a poder ser, y echar a correr despavorida gritando: ¡Nnnni!

20 de octubre de 2008

Por poco...

... mi teoría lo gana todo:

Fallo del concurso Caja España de libro de cuentos 2008

El próximo es mío. Mío, solo mío, mi tesoro.

De premios planetarios y otros grandes misterios del universo

Otra vez tenemos aquí el premio Planeta. Qué pereza.

Vale que Fernando Savater no parece haberse hecho el sueco y acepta que el premio se lo han dado por ser quien es, y que hasta se lo han encargado (no sé si lo ha dicho explícitamente, pero tal vez ha dado la callada por respuesta). Vale que todo el mundo parece rumorear (otra cosa es creérselo) que Ángela Vallvey ha ganado el premio por la calidad de su obra y no porque alguien haya señalado a la ídem con el dedo en presencia del jurado --sucesos ambos no incompatibles, pero admitámoslo, con poca probabilidad de intersección.

El caso es que con el premio Planeta pasa todos los años lo mismo: los ganadores aparecen en los medios con una sonrisa boba que ilustra su nueva condición de millonarios (y carrera futura asegurada, en caso de que lo necesiten) y en todas partes empiezan a proliferar las críticas más o menos feroces (hasta viperinas) a las novelas premiadas, antes incluso de que estén en las librerías.

Y a mí todo esto me da una gran pereza y unas enormes ganas de tumbarme en el sofá con una mantita de cuadros, un té muy caliente y un novelón ruso y decimonónico que me quite de la cabeza pastiches romanticodetectivescos con ambientación en la Guerra Civil española (otra pereza enoooorme de estos últimos años) y políticamente correctos, por supuesto.

Ya puestos a pedir, a mí me gustaría que el premio Planeta lo ganase alguna vez un buenorro del calibre de Lenny K. (excelentemente ilustrado por Pat rizia) porque, ya que no me voy a deleitar con la obra, por lo menos así me podría deleitar (estéticamente) con el autor. Y es que no he comprado ningún premio P. en mi vida, y pienso continuar haciéndolo en plan buena costumbre, tan recomendable como comer fruta y hacer ejercicio: mens sana in corpore sano.


10 de octubre de 2008

La poética de Chema Madoz

Fragmento de una entrevista con el fotógrafo (artista, poeta) Chema Madoz, que aparece en el último número de Minerva, la revista del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Pego solo un trocito, pero la entrevista completa es fantástica, no tiene desperdicio:

Desde mi punto de vista, el color tiene una relación mucho más directa, más inmediata con la idea de realidad (que el blanco y negro). Al utilizar el blanco y negro se hace más patente que lo que se está mostrando es una representación, una especie de reelaboración de la idea de realidad, frente a la que se marca una cierta distancia; lo mostrado queda en un territorio mucho más abstracto, más ambiguo. Luego, desde un punto de vista meramente práctico, facilita el trabajo al reducir la paleta. Prácticamente todo el trabajo se basa en un ejercicio de reducciones, de intentar jugar con los mínimos elementos posibles y, en el caso del color o del blanco y negro, la elección es la misma: ir a ese blanco y negro casi de contraste, como del Yin y el Yang. De alguna manera, esa elección dota de más sentido al trabajo. Si usara color en las imágenes cambiaría la naturaleza del propio trabajo.



5 de octubre de 2008

Nueva temporada en Sincolumna

Después de pasar unas semanitas estrujándome las meninges, por fin he sido capaz de arrancar mi nueva temporada en www.sincolumna.com

De momento estoy haciendo un pequeño calentamiento, pero puedo prometer y prometo (¿notáis cierto déjà vu?) escupitajos memorables y hasta algún momento ultra-esnob pletórico de citas no-tan-célebres en varias lenguas muertas, que os hará bostezar y/o admirarme hasta el punto de caer de rodillas a mis pies para mostrarme pleitesía (ja ja). Ala.

Pasen y vean.