17 de febrero de 2008

Mi nuevo gadget

Vuelvo por estos lares después de un pequeño período de saturación laboral que me ha impedido escribir en el blog, responder a los comentarios y hasta comentar en los blogs de los amigos y conocidos. Tengo el Google Reader a tope de lecturas por hacer, así que espero ponerme al día en breve.

Hoy lo que quiero contar es mi experiencia de primera mano con uno de esos gadgets de tinta electrónica de los que había hablado hace un par de meses.

Por casualidades de la vida, he conseguido hacerme con un Sony Reader Digital Book, recién traído de E.E.U.U. y casi calentito de fábrica (aquí no lo venden). Es una versión un poco más moderna del Sony Reader que comentaba en mi post anterior. Creo que tiene más memoria y, al parecer, el refresco de la página es más rápido y mejor.


Lo cierto es que el aparato es más pequeño de lo que había imaginado (incluso a pesar de haber consultado las medidas en la web de Sony), pero es todo un descubrimiento. Estoy encantada con él. Acepta varios formatos de fichero (RTF, PDF, TXT y un formato nativo de Sony), tiene tres tamaños de texto (aunque la posibilidad de hacer zoom está restringida para algunos PDFs, dependiendo de cómo hayan sido creados). La navegación es muy sencilla y pesa muy poco.

La única queja que podría tener es que la pantalla no fuese un poco más grande, pero lo cierto es que se ve muy bien. Apenas tiene brillos y no cansa la vista en absoluto. La batería de momento veo que le está durando bastante, lo llevo usando un par de semanas y de momento todavía está a la mitad.

Ando probando el cacharro con Tristram Shandy de Laurence Sterne, y Macbeth de Shakespeare, pero aún estoy experimentando con los formatos de fichero. Por ejemplo, los libros que te puedes descargar del Proyecto Gutenberg no tienen un formato apropiado para el Sony Reader Digital Book. Están indentados y paginados para otro dispositivo, aunque siempre existe la posibilidad de utilizar alguna macro de Word o similar que lo reformatee (también estoy probando por ahí). Y, en cualquier caso, supongo que el auge de estos dispositivos de tinta electrónica hará que empiecen a cargar los ficheros con otros formatos más apropiados.

No hay demasiado material en español, pero he encontrado una web con libros gratis en el formato nativo de Sony (BBeB) que tiene un montón de cosas interesantes. Sony tiene una tienda online donde se pueden adquirir libros modernos en su formato nativo, y hay otro montón de tiendas online donde se pueden descargar en formato PDF. Amazon por supuesto también suministra libros electrónicos, pero tengo que ver si el formato es compatible con el Sony Reader Digital Book o no, porque ellos tienen su propio lector, el Kindle.

Habrá que ver si por aquí alguien se anima a montar algo similar. Yo apostaría por La casa del libro, Fnac o El corte inglés (aunque la librería de estos últimos me parezca un despropósito de desorganización y best-sellers). Creo que estamos en el principio de una nueva tecnología que se va a convertir en algo imprescindible con el tiempo. Si no, echadle un vistazo a este vídeo que me mandaron hace unos días:



Yo ya no salgo de casa sin mi e-book.

8 comentarios:

Manu Espada dijo...

Parece muy chulo, sobre todo para los que nos encantan los Gadgets, aunque la verdad es que tengo mis dudas sobre la comodidad de leer un libro en una pantalla, no deja de ser un aparato que desprende luz y aunque dices que no cansa la vista quizá a largo plazo sí. No sé, puede que sea la misma desconfiaza que tenían en el siglo XIX en el ferrocarril. Pensaban que si pasaba de 50 KM por hora el cuerpo humano se desintegraba.

Paula dijo...

Hola Manu!

Lo cierto es que, como el aparatito no tiene retroiluminación, si no le pones luz no se ve nada de nada. Pero ya te diré, a ver si dentro de seis meses voy al oculista y me dice que me ha subido la graduación jajaja.

Recaredo Veredas dijo...

No lo tengo nada claro. Todos los intentos anteriores de sustitución del libro -al menos en narrativa- han fracasado. Es difícil romper una tradición tan asentada. Sin embargo, es posible que, gracias a la investigación sin descanso, consigan el cacharro perfecto. En cualquier caso, no creo que ocurra -por motivos generacionales, derivados de la difícil adaptación de lectores mayores de 35-40 años- antes de dos décadas. Saludos.

Paula dijo...

Está claro que la gente que no esté acostumbrada a los dispositivos electrónicos no va a acoger este con los brazos abiertos, pero yo creo que es el principio de algo importante (vale, soy una freakie de los gadgets).
El aparato te permite una experiencia lectora un poco distinta, aunque se parece bastante a la clásica (pesa menos, sin embargo). La pantalla es muy buena para mi gusto, aunque seguro que en los próximos años la tecnología va a mejorar una barbaridad.

Yo, que soy una oruga de los libros, voy a seguir comprándolos (y tocándolos, y oliéndolos), pero este gadget me permite "cargar" con muchas cosas. Seguro que en vacaciones me viene de perlas.

Carlos Frontera dijo...

Yo, que soy un lector empedernido, recononzco que me cuesta leer textos largos en una pantalla; es más, o no los leo, u opto por imprimirlos para leerlos en papel.
Sin embargo, estoy convencido del éxito de este tipo de libros "electrónicos", el formato es similar a un libro y seguro que han conseguido y conseguirán una pantalla que no incomode a la vista; por no hablar de que puedes cargar con varios libros a un tiempo, tener diccionario incorporado, la posibilidad de consultar mapas de los lugares por donde va transcurriendo la novela...
En fin, que en pocos años (o meses) nos resultarán más habituales de lo que creemos.
O eso creo.

Ar Lor dijo...

Yo pienso también que tendrán éxito y se acabarán generalizando, y los usaremos todos. Quizás no echemos de menos a los libros,(es mentira), pero a muchos nos seguirá doliendo mas que se destruya una biblioteca, que un lector digital.
(Aunque el vídeo me ha hecho dudar algo, de lo que digo)

Paula dijo...

He leído también por la web algo sobre papel electrónico flexible con no sé cuántos millones de colores. Tenía muy buena pinta.

Habrá que ver cómo evolucionan los dispositivos en los próximos años, de momento no están más que en el principio de los tiempos.

Hank dijo...

Con este tipo de aparatos todo son ventajas: poco peso, muchos volúmenes en uno, idéntico formato para todo ―no hay que cambiar de gafas al cambiar de libro―, sus hojas virtuales no requieren la tala masiva de árboles, no hay que ir a la librería ni a la biblioteca a por la materia prima ―con lo que no te tropiezas con indeseables de ningún tipo ni consumes gasolina si te pilla lejos de casa―, puedes añadirle dispositivos musicales que complementen el placer de la lectura, y… bueno, no se me ocurren más ventajas en este momento.

Sólo les veo una pega: la volatilidad de su contenido. Me explico, si un libro se te cae al suelo, lo recoges y todo arreglado; si al agua, lo tiendes a secar y listo; si te lo roban, sólo te roban uno. Con esta maquinita todos esos percances son mucho más peligrosos. Además, y esto es lo peor, los aparatos digitales están montados con sistemas, versiones, configuraciones, formatos, patentes, diseños, y todo un arsenal de copyright que los hace fácilmente incompatibles con la realidad. Con la realidad de la vida y del mercado. A fin de cuentas, un pergamino escrito en el antiguo Egipto aún puede leerse, en cambio, los discos magnéticos de tres pulgadas, que se inventaron hace no más de cinco años, ya no se pueden leer en ningún ordenador. O sea, el soporte es de una obsolescencia hipersónica, y eso da un poco de miedo; por no hablar de los caprichos del mercado, las fusiones financieras y el interés voraz de las corporaciones multimundiales.