27 de enero de 2008

En ocasiones escucho música moderna

Lo cierto es que estoy bastante "out" de la música que se hace en el mundo en estos tiempos, y que, como no escucho la radio demasiado y veo la tele todavía menos, me entero de las cosas normalmente por recomendación. Cuando alguien me pregunta por un cantante o un grupo y no me suenan de nada, a veces digo en broma que "yo me quedé en Bach".

Pero de vez en cuando cuadra que voy en el coche, pongo la radio y están hablando de algún músico. Eso me pasó con Imogen Heap. Pusieron una canción -no me acuerdo de cuál era-, y me gustó tanto que fui corriendo a hacerme con el disco.

Este es el vídeo de "Headlock", de su último disco, "Speak for yourself". Me ha gustado tanto esta canción que la debo haber escuchado por lo menos quince veces en los últimos dos días :)


24 de enero de 2008

La originalidad y los chips

Yo tan preocupada por la originalidad y resulta que la gente por ahí se la pasa por el forro: leí ayer que han desarrollado un programa para escribir novelas.

El caso es que me suena haber leído una historia parecida hace quizá un par de años. Un súper ordenador que escribió un novelón de esos tipo culebrón americano (perdón por el pareado :-).

He estado buceando por ahí en la web de la primicia a ver si el orgulloso editor había publicado algún fragmento, pero nada. Habrá que esperar a que publiquen el libro para que algún internauta ruso (porque todo esto ha pasado en Rusia) se atreva a poner en la red algunas páginas.

Parece ser que el programa escritor (ejem) PC Writer 2008 ha utilizado como base para la novela ni más ni menos que "Ana Karenina", de Leon Tolstoi -por eso de que las historias de amor son inmortales- y el estilo narrativo de Haruki Murakami -porque también hay que estar a la moda y, si se puede, vender muchos ejemplares.

Pero no se ha sacado la historia de la manga, desde luego. Un grupo de filólogos se encargó de investigar durante 8 meses para construir esquemas de los personajes y generar el planteamiento de la novela. Después se lo enchufaron todo al programa y este generó la novela en tres días.

Y digo yo (presuponiendo que el pastiche va a ser eso, un pastiche): eso lo puede hacer (ejem) cualquiera. Empollarse el estilo de un autor con éxito y utilizarlo para plagiar una obra. Porque el plagio está a la orden del día. Y lo de imitar el estilo, ya no digamos.

Así que no sé si creerme del todo que el programa ha escrito el libro porque, no sé vosotros, pero yo todos los programas informáticos que conozco son bastante tontos. Además, ¿cómo se certifica esa creación artificial? No es suficiente con mostrar un archivo de texto, sea en el formato que sea. En un alarde de curiosidad freakie, me gustaría saber cómo está hecho el programa. Lo de la troupe de filólogos leyendo y releyendo Ana Karenina tiene un tufillo de lo menos agradable. Suena a que casi se lo dieron todo hecho y el programa se limitó a incluir las conjunciones "y" y "o" para unir las frases. Así también escribo yo una novela en tres días.

20 de enero de 2008

Magnífico Monteverdi

Esta semana había escrito para la web de www.sincolumna.com un artículo sobre la teoría de los afectos renacentista que hablaba de la relación entre la música y el texto. He tenido que busca un par de vídeos para acompañarlo y me he encontrado con esta pieza maravillosa de Claudio Monteverdi que forma parte de sus Vísperas de 1610.

Es un Magnificat a 7 voces que yo solía cantar en mi casa con la partitura antes de saber que el coro en el que canté durante varios años y en el que yo ya no estaba (circunstancias) lo estaba montando. Qué sofocón, estuve a punto de volver solo para cantar esa obra... pero no lo hice (igual algún día sí, estaría bien). Así que hoy me lo he vuelto a cantar en casa. Las siete voces no, claro, solo la de soprano ;-)


Parte I:

Parte II:


PD: ¿Por qué le pondría yo que eran diez voces? ¿En qué obra andaría pensando?

19 de enero de 2008

Alucinaciones repetitivas en el metro de Madrid

Hace un par de días, iba en el metro leyendo "Tokyo blues" de Haruki Murakami, cuando leí esta frase:

A mano izquierda , vi una especie de almacén; también se vislumbraba la puerta del lavabo.

Por alguna razón (problablemente por la presencia del verbo "vislumbrar", que me saltó a la vista), me detuve, volví a releerla y luego me pregunté:

¿Cuántas veces en la historia se ha escrito una frase como esta? U otras parecidas como:

Se veía también la puerta del servicio.
Además podía verse la entrada al baño.
Atisbé la entrada al lavabo.

Podría seguir, al modo de Raymond Queneau y sus "Ejercicios de estilo".

El caso es que pasé un buen rato con el libro en la mano y mirando hacia la nada, preguntándome por la repetición, por la decisión de Murakami de que la frase fuera esa exactamente, y no otra. Por la posibilidad de escribir algo realmente auténtico, único... y por la posibilidad de certificar que lo es (en la práctica, inexistente). Por las ideas repetidas mil veces de la Biblia, el Código de Hammurabi, los mitos griegos, las tragedias de Shakespeare, los cuentos de los hermanos Grimm, el Beowulf, la historia de Genji, las novelas de Tolkien, las películas de Hollywood. Me pregunté por la necesidad de seguir diciendo cosas (y de que otros las digan, si ya han sido dichas mil veces), por la idea de que sí, han sido dichas mil veces pero parece que no las hemos interiorizado, o que siempre pueden renovarse, como se renueva nuestra sociedad.

No llegué a ninguna conclusión satisfactoria, porque esa conclusión también la han alcanzado otros antes: todo está dicho ya, pero no por nosotros. Creo que esa idea (por egocéntrica que suene) es lo que marca la diferencia: el que creamos (en nuestra finitud intelectual) que somos capaces de decirlo de otra forma. O, simplemente, que necesitemos decirlo y nos dé igual estar en la cima de una montaña enorme de ideas recicladas de nuestros antepasados.

En el fondo (y en la forma), este post no tiene el más mínimo interés: todo esto ya lo ha dicho alguien antes. Incluso podría haber sido yo ;-)

Por cierto, aunque solo llevo la tercera parte, el libro me está gustando mucho.

16 de enero de 2008

La Biblioteca Nacional en la red

Paso por aquí un rato después de una semana de verdadero agobio laboral (sábado incluido). No se me olvida dar gracias a los que han pasado por Los inéditos del síndrome (Chéjov) y se han atrevido a leer mis cuentos.

Y ahora paso a una notita pequeña. A ver si saco un rato y perpetro un escupitajo de más entidad, así, de los buenos, de los que dejan huella (como la colonia Brummel).

Desde ya mismo se pueden consultar a través de Internet casi 10000 documentos de la Biblioteca Nacional. Solo hay que entrar por aquí y empezar a buscar. Yo he aterrizado nada más llegar en un grabado de Durero que está digitalizado con una calidad estupenda. Casi me entran ganas de imprimirlo y colgarlo en alguna pared de mi casa, que está prácticamente "virgen" en decoración.

11 de enero de 2008

Cuentos en "El síndrome Chéjov"

He tenido el honor (porque es un honor, aunque suene cursi) de que Miguel Ángel Muñoz, autor del excelente blog "El síndrome Chéjov", me haya seleccionado para su sección "Los inéditos del síndrome".

Aparecen tres relatos míos: el micro "Huesos de cereza", "Azul", que fue finalista del Concurso Antonio Villalba de cartas de amor de la Escuela de Escritores en 2007, y "En la granja". Cada uno es de su padre y de su madre, lo que no es un defecto en mi opinión, sino que muestra cuán diletante soy estilísticamente en esto del relato. Vamos, que un día hago una cosa y a la semana siguiente algo que no tiene nada que ver. Y no me importa nada ni me da ninguna vergüenza, ¡porque así es como me divierto!

Miguel Ángel, muchas gracias por enésima vez ;-)

10 de enero de 2008

El regalo que habría querido las navidades pasadas

Llevo una temporada considerando la compra de un MacBook, pero hoy he descubierto el gadget de Apple que verdaderamente me interesa:



Por favor, no os perdáis el folleto de instrucciones, ni los otros productos de la familia iJam (periféricos incluidos).

Plas, plas, plas.

El castillo en el bosque, bis

Ya no puedo más.

Estoy harta de demonios y ángeles y grandes maestros diabólicos, y de nombres graciosos y un poco escatológicos para dios, de abejas, conversaciones interminables y aburridísimas sobre cómo cuidar una colmena, de miradas siniestras de niños de ocho años. Vamos, que lo dejo. En la página 180, más o menos. Ya he aguantado bastante.

Y el caso es que el principio estaba bien, era entretenida toda esa historia de los abuelos y padres y tíos y primos de Hitler, funcionaba, estaba bien contada. Eso sí: en cuanto apareció el diablo como narrador (cuando el narrador hasta el momento me había gustado tanto), se me desinflaron todas las expectativas. Fue como el famoso deus ex machina. Si el diablo es el que está moviendo los hilos, ya no vale, es hacer trampa.

El caso es que me ha recordado a algo que yo hubiera escrito hace años (salvando las distancias, claro). Una pequeña manipulación que me habría hecho gracia y que hasta me habría parecido una buena idea. Pero no hay como ver la paja en el ojo ajeno...

Así que me paso a Murakami. Tokyo blues. Ya os contaré.


8 de enero de 2008

Año nuevo en sincolumna.com

Esta semana estoy de vuelta en www.sincolumna.com con un nuevo artículo de carácter (cómo no) escupitajístico. Tiene por título "Analogías musicales" y habla sobre Wassily Kandinsky, la pintura de las vanguardias de principios del siglo XX y sobre cómo los artistas de la época encontraron inspiración y soporte teórico en la música y sus estructuras.

Toma ya. Si es que como me líe la manta a la cabeza...

6 de enero de 2008

Treinta y dos cortos sobre Glenn Gould

Vía 3 quarks daily he descubierto un vídeo sobre esta película de la que nunca había oído hablar, y eso que es de 1993: Thirty two short films about Glenn Gould. Me ha parecido maravilloso, y ya estoy rebuscando a ver cómo consigo hacerme con la película completa, aunque he visto que todos los vídeos están en YouTube.




Glenn Gould fue un pianista extraordinario, excéntrico, maniático, virtuoso, precoz, innovador, incomprensible a veces. Una figura que siempre me ha fascinado (incluso escribí un cuento sobre él y sobre las maravillosas Variaciones Goldberg de J.S. Bach).

El actor que interpreta a Glenn Gould en la película, Colm Feroe, a quien he visto haciendo de malo en no sé cuántos telefilmes y películas tirando a regulares, me parece sensacional en el papel. A pesar de que no guarda ningún parecido con el original, su actitud física y sus gestos son tal cual los he visto en los múltiples vídeos de Glenn Gould que circulan por ahí. Tengo que ver el resto de los cortos, pero este es maravilloso.

Qué hallazgo tan estupendo. Un buenísimo regalo de reyes.

3 de enero de 2008

De Nocilla hasta los codos

Me he pasado la mitad del año 2006 leyendo artículos, opiniones, comentarios sobre esta dichosa Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo, y en un fin de semana, el último del año, me he ido a encontrar de pronto con las primeras opiniones de conocidos que habían leído el libro y con un ejemplar en mis manos.


Sentía cierto repelús ante la idea de comprarlo, ya se sabe que los críticos a veces se entusiasman con cada cosa... y ese afán de notoriedad que ha acompañado al libro (me niego a llamarlo novela, porque no me parece que lo sea) en su trayectoria me tiraba un poco para atrás, la verdad. Me había dicho a mí misma que esperaría hasta recibir una opinión de primera mano de alguien cuyo criterio valorase, y entonces decidiría si lo compraba o no... o si esperaba a que la biblioteca lo comprase (opción en general más recomendable para economías sumergidas en los vaivenes del euribor como la mía).

Un amigo al que he martirizado con mi curiosidad por el dichoso libro durante meses ha acabado por regalármelo, y por eso yo he acabado por leerlo. Justo cuando otra persona me había hablado mal de él y ya casi lo daba por descartado. Pero es que yo soy una curiosa impertinente (sí, impertinente), y en el fondo le tenía ganas, así que me lo he leído en un par de tardes y, la verdad, me ha gustado. No entusiasmado, pero después de tanto barullo y torbellino mediático, esperaba algo muchísimo peor. Ahora, ahora matizo.

Parece que, como la historia está ambientada en el extranjero (EEUU principalmente), eso genera de entrada cierta fascinación, "extrañamiento". ¿Funcionaría igual si la carretera de la que habla estuviera en el desierto de los Monegros y los personajes fueran de algún pueblo de Castilla, y tuvieran nombres como Manolo, Pepe o Lola? Me da que no.

Se le ha colgado el título de "nueva novela", "mejor novela", "novela del siglo XXI", pero oye, que no es una novela. Eso creo. Es más bien un conjunto de historias, como microcuentos (con todo lo imprecisa que es esa definición), microensayos, punchlines. Muchas palabras científicas como en los anuncios de detergente, para que compres lo que te venden.

La forma tampoco es innovadora, ahí a alguno se le ha ido la pinza. Me viene a la cabeza Perec con su "La vida instrucciones de uso". Por ahí he leído referencias a "Rayuela" (aunque esa sí que es una novela, y MENUDA novela) y a algo de Foster Wallace que no he leído. Tal vez se ha hablado de "revolución literaria" porque la innovación formal parece que estuviera de capa caída por estos lares --habría que ver dónde pone el ojo cada uno--, y un pequeño soplo de aire fresco se eleva a la categoría de un huracán de fuerza 5. No sé si todo se le va en la forma, si es un globo vacío. La forma sí que distrae mucho, al menos a mí, que me distraigo con nada.

Pero tiene su gracia, yo creo que se lee bien. A pesar de los saltos de lugar, tiempo, género, personajes, hay los suficientes elementos comunes como para seguir una cierta línea de continuidad (el desierto, los árboles, los zapatos colgados de ese árbol, todos los personajes que pasan por la US50 y por Carson City, que son casi todos, los coches americanos).

La única referencia local, a una gasolinera de Albacete, en realidad está disfrazada de americana. El personaje toca la guitarra eléctrica, hace bolas de papel para que rueden por la calle como en un pueblo del oeste, se le acercan las tres chicas surferas en su coche americano. Que sea Albacete es casi un chiste, porque no está hablando de nada local, y todas esas referencias a los "Dodge" y otras marcas tienen que ser intencionadas, aunque chocan con el imaginario rural común.

Resumiendo, que no está tan mal. No lo llamaría enésima maravilla literaria del mundo, pero a mí me parece que el engarce funciona. Aunque sería mejor que nadie se fiara de mi opinión, que yo para estas cosas soy muy parcial y un poco desastre.