6 de noviembre de 2007

¡Dios mío!, está lleno de... libros

Esta semana he aterrizado, via Erratas eminentes, en un artículo muy interesante de Anthony Grafton para la revista New Yorker sobre la digitalización y el futuro de la lectura en el que hace además un recorrido por la historia de las bibliotecas y de los sistemas de clasificación. Los compara con los esfuerzos actuales de empresas como Google, que con su proyecto Google Books intenta revolucionar el sistema y poner a disposición de los usuarios de internet todos los libros del mundo y de parte del extranjero.

Hablando de eso mismo, Grafton estima de forma conservadora que el número total de libros que se han publicado en toda la historia es de unos

32 millones

Me he quedado impresionada por la cifra y de inmediato me he hecho una pregunta: ¿cómo se distribuye toda esa producción editorial? Entonces he recurrido (cómo no) a Google. No he conseguido encontrar una estadística a lo largo del tiempo (ni siquiera a partir de Gutenberg), pero sí algunas más recientes que dan una idea muy válida de lo que se está cociendo:
  • En Estados Unidos, dicen por ahí que cada año se establecen entre 8000 y 11000 nuevas empresas dedicadas a la publicación, y que cada una publica una media de 7 títulos al año. El número total de editoriales o empresas dedicadas a la publicación ronda las 86000.
  • En Europa se publicaron 620133 nuevos libros o nuevas ediciones de libros existentes en 2004 y el número de títulos publicados en el continente ronda los 4 millones.
  • Según el Instituto Nacional de Estadística, que viene haciendo estudios de producción editorial desde 1933, el número de libros publicados en España entre 1993 y 2006 ha pasado de unos 41000 a más de 66000. La categoría de literatura, historia y crítica literaria se lleva la palma con 18892 títulos publicados en 2006 y un total de 107330 ejemplares, con una tirada media de 5681 ejemplares por título.
La verdad es que estas cifras tan estratosféricas me abruman, a mí, que tengo un mísero libro de cuentos inédito y estoy intentando parir una novela con todo el sudor de mi frente. Si esto no es una cura de humildad, que venga Proust y lo vea. Hay que tener un ego muy gordo o una inconsciencia muy grande para tirarse a este océano de papel y ser capaz de sacar la cabeza, pero (y aquí voy a utilizar una de mis citas preferidas), yo, personalmente, no puedo evitarlo.

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